En Estados Unidos surgió una radical idea que busca que los niños que nacen en contextos vulnerables o de extrema pobreza puedan acumular dinero en una cuenta de ahorro financiada por el Estado.
Se trata de los “baby bonos”, propuesta impulsada por los profesores William Sandy Darity (Universidad de Duke) y Darrick Hamilton (Universidad Estatal de Ohio).
La idea es que estos recursos sean utilizados para cuando sean jóvenes y con ello pueda pagar su educación, iniciar un negocio o comprar una casa.
Uno de los objetivos de la iniciativa es reducir la desigualdad económica racial del país norteamericano. Sin embargo, en entrevista con BBC Darity indicó que esto puede aplicarse a la desigualdad en general.
“Se trata de una política para crear riqueza. Los fondos se distribuyen gradualmente sobre la base de la riqueza de la familia, no sobre los ingresos”, señala.
Asimismo, agrega que la riqueza familiar se medirá según los bienes, propiedades, acciones o ahorros, además del ingreso del hogar. “Cuanto más pobres sean los padres, más fondos recibirá el recién nacido”, explicó Darity.
Según los docentes, la propuesta no sería costosa para el Estado. El argumento es que cada año nacen alrededor de cuatro millones de niños en Estados Unidos, y si el promedio de la donación es de US $25.000, donde el costo anual del programa sería de US $100.000 millones.
Si bien la idea fue desarrollada hace unos 12 años, ahora el senador demócrata y candidato a la presidencia, Cory Booker, busca impulsar la propuesta.
Los “baby bonos” toman fuerza para Darity, quien dijo que “la desigualdad de riqueza en Estados Unidos ha aumentado dramáticamente en los últimos 50 años”.
Así también lo afirman economistas como Edward N. Wolff, que sostiene que el 1% de la población es dueño del 40% de la riqueza del país.
Sin embargo, la medida también tiene sus detractores. Por ejemplo, Ryan Bourne, investigador del Centro de Estudios Económicos del Instituto Cato, dice que “los baby bonos no generan una cultura del ahorro entre las familias pobres”.
“Esto puede desplazar el ahorro privado. Y, al aumentar la demanda, subiría los costos de las casas y la educación para toda la población”, indicó.