Plumaje verde, pecho grisáceos y tamaño pequeño. Esas son las principales características de la Cotorra Argentina. Una especie perteneciente a la familia de los loros que se considera plaga en varias comunas de la Región Metropolitana; especialmente Las Condes, Vitacura, La Reina y Ñuñoa.
Si bien han existido esfuerzos por parte los municipios por controlar la expansión de esta especie, la cotorra argentina ha tenido un sostenido aumento en la capital.
Este explosivo crecimiento es el que mantiene en alerta a la comunidad científica. Ya que al ser una especia invasora, puede tener un impacto negativo en la biodiversidad y seres humanos.
“La segunda causa más importante de pérdida de biodiversidad en el mundo, y la primera en islas o en islas biogeográficas, como lo es Chile por su aislamiento, corresponde a las especies invasoras”, afirmó el profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, Cristóbal Briceño.
El veterinario y Doctor en Conservación por la Universidad de Cambridge lidera la investigación sobre la Cotorra Argentina en la Región Metropolitana, un trabajo que busca medir el impacto de esta especie en el medioambiente.
“En el mundo hay muy pocos trabajos sobre cotorras. Estamos haciendo un primer levantamiento de información para saber cuál es el riesgo real de que estos patógenos puedan ser transmitidos a otros animales silvestres, domésticos y personas, y cómo pueden estar afectando la salud del ambiente”, afirmó Briceño.
Junto a su equipo, el investigador ha encontrado cerca de 600 nidos en la Región Metropolitana y trabaja junto a 20 municipalidades de la RM. Además, lanzaron un sitio web para que las personas colaboren informando sobre la ubicación de nidos de esta especie para su catastro y estudio.
El proyecto se inició con apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la U. de Chile y desde 2017 se financia con fondos estatales a través de FONDECYT.
La amenaza de las cotorras
La Cotorra Argentina está introducida en alrededor de 20 países del mundo, incluyendo Inglaterra, Estados Unidos, Israel e Islas Canarias.
Las aves de esta especie son sumamente inteligentes y forman complejos grupos sociales. Tanto es así que son los únicos loros que construyen sus propios nidos utilizando ramas y muchos de estos son grupales.
El investigador advirtió que durante el proyecto se obtuvo evidencia de que estas aves pueden ser un riesgo para la salud de las personas.
“Algunas cotorras, resultaron positivas a salmonela, la bacteria escherichia coli, y otros parásitos y protozoos, que pueden afectar la salud de la gente a través de varias vías”, afirmó el académico.
No solo el contagio con estos agentes resulta riesgoso. La Cotorra Argentina, suele construir grandes estructuras con ramas, que en su interior contienen hasta 20 nidos distintos. Estos nidos comunitarios pueden llegar a pesar hasta 40 kilos y ubicarse a 15 metros de altura, por lo que una caída representa un riesgo importante para la población.
“Todo ese impacto lo estamos analizando no sólo a nivel de especie y patógeno, sino que estamos haciendo muestreos dentro de Santiago, y estamos relacionando el lugar de la muestra con lo que estamos encontrando. Hay comunas que tienen más cargo de parásito que otras, o más cargas de patógenos y estamos haciendo los análisis para establecer cuáles son las causas”, aseguró el especialista.