Para Benjamín Silva, especialista en educación y cristianismo, la historia siempre es contemporánea. Es un diálogo del presente con el pasado que cambia a cada momento.
Pero, si nos situamos en la educación chilena, ¿cuál es su evolución dentro de la historia? ¿Lo estudiantes y docentes de hoy, tienen los mismos diálogos que sus antecesores?
Esas son preguntas que busca responder la colección Historia Social de la Educación Chilena, que en la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa) presentará su tercer tomo llamado Instalación, auge, crisis de la reforma alemana Chile 1880 a 1920. Estudios finales de un período histórico.
Este libro, de la editorial de la Universidad Tecnológica Metropolitana, surgió de la necesidad del Centro Educación y Cultura Americana (CECA) de publicar las jornadas de discusión sobre historia de la educación.
“La llamada revolución pingüino del 2006 y los movimientos estudiantiles del 2011 hicieron que me identificara con esa demanda por una educación pública, tanto estatal como privada, sin fines de lucro y gratuita en todos sus niveles. Dentro de esa demanda ciudadana surgió la necesidad de desarrollar jornadas sobre la historia de la educación y a partir de eso nació, como sugerencia del colega y amigo Juan Pablo Conejeros, la idea de publicarlas y hacer una colección”, señala Silva.
Silva, propulsor de la Ley Emilia, ha dedicado su carrera de educador e historiador a entender los procesos educativos que le ha tocado vivir al país. Cuenta que el interés de llevar adelante el período histórico 1880 a 1920 – abordado en los tres primeros tomos de esta colección – hay temas de discusión similares a los tópicos que se discuten en la actualidad.
“Los debates educacionales tienen mucho pasado y conocer ese pasado te permite mirar el presente con una perspectiva distinta. En particular poder conocer el debate de libertad de enseñanza, que tiene 150 años en la historia de Chile y que rescata algo central que es volver hablar de educación y dejar de hablar de Simce, PSU, y de asimilar calidad con indicadores de resultados medibles, sino que empezar a hablar de la médula de lo significa educar: transmitir y reflexionar sobre sentidos de vida”, sostiene.
Encontrar el sentido de vida
El historiador indica que en ese periodo están abordados debates clásicos, como quién tenía el criterio final de la educación y sobre el rol de las escuelas subvencionadas.
“En estos años se hizo una red de liceos, que si bien tienen bastantes diferencias con los liceos de excelencia que se quieren construir hoy, si hay una continuidad de eso. También la formación docente que se propone en la actualidad se refleja en el libro con las escuelas normales, que eran gratuitas y formaban profesores con una fuerte vocación para proteger, velar y promocionar a lo que es la infancia desvalida, lo que hoy diríamos niños en situación de vulnerabilidad”, señala Silva.
Este tercer tomo es sólo la primera de tres partes sobre la historia de la educación chilena.
El segundo periodo de la colección es Estado Docente con crecientes niveles de responsabilidad en sus aulas Chile 1920-1973, donde el tomo 4 estará listo en octubre de próximo año, además se sueña con tener dos tomos más. Finalmente esta colección desea explorar un tercer momento –también en tres tomos- momentáneamente llamado Educación durante el neoliberalismo Chile 1973- hasta la actualidad.
Dentro de las páginas de esta colección, Benjamín Silva señala que se permite al lector hacerse una idea del ciudadano que se está formando y que se impregne de la idea de que educar a los jóvenes no se puede reducir a cuántos puntos puede obtener en una prueba de conocimiento.
Por eso, Silva indica que “educar es reflexionar sobre sentidos de vida, de decir por qué y para qué vivir, estas son preguntas existenciales. Está en el ADN tener un significado y un sentido de vida que integre esas capacidades que permitan desarrollar seres humanos”.