El pasado 14 de abril Game of Thrones estrenó su octava y última temporada. Desde su inicio en 2011, la serie de HBO basada en las novelas de George R.R. Martin se ha convertido en un fenómeno cultural y en una las mejores producciones de todos los tiempos.
Así lo demuestran sus récords de audiencia, que en Estados Unidos superó los 17 millones de espectadores, y su impacto en redes sociales, donde el primer episodio de la temporada final se convirtió en el más comentado en la historia de Twitter con más de cinco millones de tuits relacionados. Asimismo, es la serie que ha ganado más Emmys en la historia.
¿Cómo se explica el éxito de la serie? El licenciado en Letras, Doctor en Humanidades y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile, Felipe Cussen, entrega algunas claves para entender el impacto de GOT en las audiencias.
Cussen apunta que además del gran nivel de producción y puesta en escena de la historia, Game of Thrones apela “a una serie de estructuras y personajes que funcionan de manera arquetípica que se han ido nutriendo a lo largo de toda la historia de la literatura” y que esos elementos “se conectan de manera casi subconsciente” con los espectadores.
En ese sentido, explica que las personas están “entrenadas” para reconocer dichos personajes y estructuras. El ejemplo más concreto ocurre con Daenerys Targaryen y Jon Snow, dos de los principales personajes de la trama.
La primera representa a un exiliado que retorna para cobrar venganza y recuperar lo perdido, ya que Targaryen, miembro de la familia real, huye de Westeros tras el asesinato de su padre y su hermano, pero regresa con un ejército y tres dragones años después.
Mientras que Snow representa a un “don nadie” que alcanza la cima, que en la serie es un bastardo que se convierte en Rey en el Norte y heredero legítimo al Trono de los Siete Reinos. “Puedes detectar ciertos conflictos políticos, de géneros o miles de cuestiones humanas en la medida en que seas capaz de verlas”, explica Cussen.
Tramas atemporales y liderazgo femenino
El experto destaca que aunque la trama esté ambientada en el mundo medieval, “las obras son del momento en que las vemos. Cualquier película que estamos viendo ahora, aunque haya sido estrenada hace décadas o aluda a otra época, es actual en el momento mismo en que la presenciamos”. De este modo, agrega, depende de los espectadores el volver actuales las tramas.
Pero ¿qué ocurre en el momento en que alguien comienza a seguir más de cerca la trama de una serie o novela? Cussen plantea que al presenciar una obra se producen dos tensiones: la identificación –es decir, las personas del público proyectan aspectos propios en algún personaje-, y la evasión, donde “no nos gusta el mundo en que vivimos y nos proyectamos en otros”, o que refleja el deseo de “querer ser otra cosa distinta a lo que somos”.
Otro elemento propio de Game of Thrones es el protagonismo que tienen figuras femeninas donde mujeres como Daenerys Targaryen o Cersei Lannister son capaces de cambiar el destino de miles de vidas con sólo una orden. Asimismo, Arya Stark o Brienne de Tarth se muestran como hábiles guerreras.
El académico de la Usach dice que este punto era algo muy característico de la sociedad medieval desconocido por gran parte de la sociedad hoy en día, ya que “en la Edad Media, la posición de las mujeres, a pesar de la visión general que hay, era más fuerte de lo que se piensa”.
Cussen señala que dicho aspecto es porque la serie “va reaccionando de manera flexible a lo que va ocurriendo” en el mundo real, tal como ha sucedido con el movimiento feminista a nivel mundial.
Esto se explica, según Cussen, a que en una serie de televisión “hay procesos donde se involucran estudios y una enorme cantidad de gente tomando decisiones”, donde la historia ha sabido plantear dinámicas a los espectadores y retroalimentarse de éstos para darle continuidad a la trama.