Este próximo sábado 6 de abril se ajustará la hora de Chile Continental e Insular al horario de invierno, lo que significa que a las 00:00 horas de ese día, el reloj se debe retrasar una hora (23:00 horas). La medida de tener dos horarios en Chile no es compartida por algunos expertos, ya que dichas modificaciones en la hora puede traer algunos efectos no muy favorables para la salud de las personas.
Uno de los opositores es el neurobiólogo John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), quien tiene un doctorado en Neurociencias en la U. de Brandeis (Boston, EE.UU.).
Dentro de su trayectoria como investigador en Chile, Ewer se ha enfocado en el funcionamiento de los relojes biológicos a través del sistema nervioso central basándose en el modelo de estudio de la mosca Drosophila (o mosca del vinagre), cuyo reloj biológico es muy parecido al del ser humano. Dichos relojes existen en todos los animales y plantas, siendo el resultado de los cambios diarios de luz y temperatura del planeta, permitiéndoles coordinar y adaptar su fisiología y conducta.
En ese sentido, el experto apunta que “los relojes biológicos afectan a toda actividad del ser humano, regulan muchos procesos fisiológicos e imponen una ritmicidad diaria a numerosas funciones, por ejemplo al sueño y a la vigilia, pero también a aquellas relacionadas con ritmos fisiológicos, metabólicos y hormonales (como las del crecimiento, la pérdida de peso y las asociadas al estrés). Todo está ligado al funcionamiento del reloj biológico”.
Estos relojes, recalca Ewer, son endógenos: funcionan solos y su fase es principalmente regulada por el horario del sol. “En el caso de los humanos, que somos animales diurnos, el día para nuestro cuerpo comienza cuando se levanta el sol. Si el despertador te despierta mucho antes que se levante el sol terminas con un déficit crónico de sueño, que afecta tu salud y tu desempeño”.
Por esa razón, dice que se debe elegir “el huso horario correcto a nuestra ubicación en el planeta, en el cual el sol se levanta temprano, más o menos a la hora en que la población debe levantarse en un día laboral”, argumenta el investigador, quien además advierte: “Los adolescentes son el grupo más afectado, ya que ellos, debido a su edad, se despiertan naturalmente más tarde que los adultos”.
El académico dice que a Chile le debería corresponder el huso horario de Perú, es decir, con un retraso de dos horas el reloj. Asimismo, propone mantener un solo huso horario durante todo el año y eliminar el cambio en verano por causar un efecto en el “jetlag social” (que se genera por el diferencial entre la hora en que la persona despierta con despertador y aquella que despertaría naturalmente), afectando la salud y el desempeño.
“Los humanos le ponemos atención al horario del sol. Si bien el próximo cambio de horario es bueno porque nos acerca al huso horario correcto, lo que proponemos es que se elimine el cambio de hora de la primavera, ya que éste causa un déficit de sueño crónico. Además, tiene efectos agudos serios, incluyendo un aumento en el número de accidentes e incluso un incremento en la incidencia de ataques al corazón durante la primera semana de entrar en vigencia el horario de verano. Por último, es importante recalcar que hoy en día ya no hay ahorro energético asociado a diferentes horarios, por lo que el argumento de salud y desempeño es el que debe primar”, asegura.
Para finalizar, John Ewer que la exposición a la luz durante la noche podría tener consecuencias negativas. Y advierte: “si la luz es de baja intensidad, como aquella producida por pantallas de celulares, tablets, notebook o la propia televisión, también tiene efectos nocivos, ya que retrasa el inicio del sueño, aumentando aún más nuestro déficit”.