Investigación

La investigación aplicada: Una respuesta de la educación técnica a los problemas del país

Un material aislante de ruidos hecho a partir de algas y un sistema de cultivo de alimentos para campos de refugiados son algunos de los proyectos destacados.

La generación de conocimiento es una de las misiones más importantes que tiene la educación superior. La innovación y creatividad que se concentra en las entidades educativas son fundamentales para el desarrollo cultural, tecnológico y socioeconómico del país.

Si bien, tradicionalmente en Chile la investigación ha estado concentrada en el ámbito universitario, en el último tiempo esa realidad ha ido cambiando y hoy cada vez son más las instituciones técnicas que se atreven a tomar el desafío de desarrollar proyectos de investigación.

En ese sentido, la ventaja que tienen las iniciativas que surgen desde los institutos profesionales (IP) o los centros de formación técnica (CFT) es que su trabajo se enfoca principalmente en desarrollar investigación aplicada.

Según explicó Diego Guzmán, subdirector de Gestión en Innovación de Duoc UC, este tipo de proyectos busca que el conocimiento se traduzca en un beneficio concreto para las personas.  “La diferencia notable que hay entre investigación básica –la que se realiza mayormente en universidades- y la investigación aplicada, es que esta última busca mejorar o desarrollar soluciones concretas que den respuesta a un problema de la sociedad o de la industria”.

Por otro lado, la investigación básica está orientada en obtener y recopilar información teórica que vaya construyendo y aumentando la base de conocimiento. Su objetivo no está en que sus descubrimientos sean aplicados en la sociedad a corto o mediano plazo, pero su rol es fundamental para el avance de la ciencia.

Si bien ambas formas de investigación son complementarias y cumplen objetivos distintos, Nicole Cisternas, directora de Política Educativa de Educación 2020, explicó que las instituciones técnico profesionales muchas veces enfrentan trabas para desarrollar investigación aplicada, ya que generalmente el financiamiento y los fondos en Chile se concentran en el ámbito universitario.

“Lo que muestra la evidencia, y lo que se hace a nivel internacional, es potenciar la educación técnica, porque esta responde de manera más rápida a los desafíos emergentes y locales”, dijo Cisternas.

La experta añadió que “la investigación en el ámbito académico demora tiempos más extensos y eso está bien, pero en el ámbito de las tecnologías, por ejemplo, estas se desarrollan bastante rápido, por lo que si queremos avanzar hacia un desarrollo sostenible es fundamental que fortalezcamos la investigación en la educación técnica”. 

Soluciones concretas a problemas locales

Un instituto profesional que ha optado por potenciar la investigación es Duoc UC. A través de su Dirección de Innovación e Investigación Aplicada, la institución ha impulsado y financiado una serie de proyectos que buscan tener un impacto en la sociedad.

Guzmán explicó que desde 2017 el IP realiza un concurso anual a la que postulan más de 160 iniciativas que surgen desde sus profesores y alumnos. Después de un proceso de selección, se ejecutan alrededor de 6 a 7 proyectos. Estas iniciativas, destacó el subdirector de Gestión en Innovación “se relacionan con la industria, son innovadoras y se componen de un equipo multidisciplinario que reúne las condiciones para desarrollar una investigación de alto grado científico”.

Algústica fue uno de los proyectos ganadores de la convocatoria 2018. La iniciativa surgió de un grupo de estudiantes y docentes de las escuelas de Diseño y de Construcción de la Sede Alameda de Duoc UC. Su objetivo es utilizar algas para desarrollar un material que posea propiedades acústicas y que se pueda utilizar en la construcción de casas, edificios u oficinas.

El gran desafío del proyecto, explicó Guzmán, es crear un producto capaz de reemplazar los paneles que actualmente se utilizan como aislante del sonido en las edificaciones, ya que estos son fabricados a partir de materiales sintéticos que contaminan el medio ambiente y que tardan mucho tiempo en degradarse.

“El proyecto se basa en la economía circular: de cómo se puede tomar un producto que es orgánico, convertirlo en un producto que mejore las acústicas de las construcciones y que luego pueda reutilizarse o volver a su punto de origen sin hacer daño al medio ambiente”, dijo el subdirector.  

La iniciativa se desarrolló durante 2018 gracias al financiamiento del IP, pero actualmente se encuentran en búsqueda de financiamiento externo. Para eso, la Dirección de Innovación apoya a los equipos a postular a fondos de CORFO, Conicyt y de privados. “Es importante que los proyectos pueden seguir desarrollándose con respecto a los financiamientos externos que podamos conseguir”, dijo Guzmán.

Otra innovadora idea que se está trabajando desde el instituto profesional es el proyecto “AYA”. Este consiste en un cultivo acua-aeropónico de alimentación, que sea autónomo y sostenible, y que esté enfocado en ser una alternativa para los campos de refugiados.

El sistema, señaló el subdirector, consiste en un gran tanque de alrededor de seis metros cuadrados que aprovecha la simbiosis entre planta y pez. Por una parte, los peces sobreviven en el tanque, defecan y mineralizan el agua, y esta luego se transporta a través de ductos para humectar las raíces de las plantas.

“La idea es contar con esta herramienta en lugares de catástrofes y que permita con mínimos recursos lograr cultivar alimento fresco”, destacó Guzmán. El sistema funciona con energía solar y se puede desarmar para ser transportado de forma compacta a las zonas donde se necesite.

En el caso de AYA trabajaron en conjunto profesores y alumnos de las escuelas de Diseño y de Informática de la Sede Concepción. Sin embargo, la formación de equipos multidisciplinarios es parte de todos los proyectos ganadores, ya que se busca entregar soluciones integrales a los problemas.

El subdirector de Gestión de la Innovación destacó que otro punto que diferencia a las iniciativas que surgen desde el instituto profesional es que estas buscan enriquecer la formación de los estudiantes.

“Efectivamente los alumnos aplican los conocimientos que van adquiriendo dentro de sus mallas, pero además, enriquecen su formación valórica, ya que se dan cuenta que están  realizando una contribución social”, señaló.

Respecto a la idea de que más instituciones técnicas se sumen a realizar investigación aplicada, Guzmán destacó que “como Duoc UC nos gustaría ser pioneros de los institutos profesionales en esta área, pero la idea sería que todo el sector se suba a este carro, porque va a hacer mejorar la industria y la sociedad, y ese es uno de los caminos que busca el desarrollo de los países”. 

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