Crear una vacuna libre de agujas para ampliar el acceso a esta sustancia fue el objetivo que se propuso un equipo de científicos de la Universidad Católica.
A partir de la nanotecnología, diseñaron una nanocápsula que puede transportar un antígeno capaz de atravesar la piel, generando una respuesta inmune en el organismo que además no causa herida al paciente.
Lo anterior puede contribuir a disminuir la crítica estadística de la ONU, donde 22, 6 millones de niños anualmente no reciben las vacunas de manera correcta, ya sea porque no tienen acceso a ellas o no toman las dosis que corresponde. Por otro lado, el 10% de la población mundial tiene fobia a las agujas.
En ese sentido, el Dr. José Vicente González, investigador del Departamento de Farmacia de la Facultad de Química UC, lidera el estudio y señaló al sitio de la PUC que “esta investigación abre las puertas para una vacunación libre de agujas, que puede ser a través de la piel (…) Esto podría permitir un mayor acceso a los planes de vacunación, disminuyendo sus costos y aumentando la cobertura, con real atención en los países más pobres del planeta”.
Los primeros resultados del estudio fueron publicados en la revista Nanomaterials. González destaca que el trabajo que lidera se enmarca en el desafío de la tecnología farmacéutica de producir vacunas libres de agujas.
“Actualmente se están haciendo estudios clínicos de vacunas que utilizan la tecnología de microagujas y también hay algunas formulaciones que utilizan dispositivos con una pequeña aguja, parecidos a los usados para administrar la insulina, que no toca ningún nervio del dolor, pero que genera una pequeña herida. Nosotros apostamos por ir un poco más allá y tener una formulación en la cual no haya ningún tipo de herida al paciente”, señaló.
Asimismo, la búsqueda de otras vías de administración de vacuna intenta disminuir costos económicos asociados, como puede ser el gasto de personal especializado, de dispositivos sanitarios (algodón, alcohol, etc.) y de eliminación de las agujas.
Ventajas de la nanocápsula
La nanocápsula elaborada por los científicos posee un núcleo oleoso y está cubierta por una capa de quitosano procedente de conchas de crustáceos. Mide cerca de 100 nanómetros (70 mil veces más pequeño que el diámetro de un cabello humano), lo que ayuda a atravesar barreras biológicas como la piel y proteger y mantener estable el antígeno.
El científico de la UC destaca que la piel es la vía más óptima para la administración de vacunas por su alta cantidad células inmunes. Sin embargo, en algunos casos su estructura “ladrillo-cemento” actúa como una barrera que impide el paso de agentes externos, sobre todo de los antígenos, que son moléculas muy grandes y generalmente de características proteicas. Por esa la razón surge la necesidad de utilizar herramientas de la nanotecnología para poder administrar vacunas sin agujas.
¿Qué ventaja tienen las nanocápsulas? Le confiere estabilidad al antígeno, lo que implica que permanece mayor tiempo en esta estructura. La ventaja de esto es que a futuro podría permitir que los científicos controlen la liberación del antígeno para conseguir inmunidad por mayor tiempo, evitando la administración de una vacuna en varias dosis como ocurre actualmente, por ejemplo, con el sarampión y otras variadas patologías prevenibles a través de la vacunación.
Desde la PUC sostienen que los próximos pasos de la investigación es “incluir en el núcleo oleoso una molécula que ayude a potenciar la respuesta inmune y utilizar un antígeno de uso comercial para avanzar posteriormente en la formulación farmacéutica de una vacuna transdérmica”.