“Guga” y “tofer” ¿Cuál palabra asociarías con una llave? ¿Cuál con un elefante? Este simple ejercicio fue clave para que un equipo de científicos de la Universidad de Berna, en Suiza, comprobaran que escuchar palabras en otro idioma durante el sueño puede dejar su significado grabado en el cerebro.
El experimento fue publicado en la revista científica Current Biologysugiere y precisamente buscaba evidencia de que es posible aprender nuevas palabras y sus asociaciones semánticas cuando la persona está dormida.
Los investigadores hicieron escuchar a voluntarios dos palabras mientras estaban en la fase de sueño profundo. La palabra alemana para “llave” fue asociada con la palabra inventada “tofer” y la palabra “elefante” se asoció al vocablo “guga”.
Al despertar, los participantes pudieron identificar cuál palabra estaba asociada a algo grande y cuál a algo pequeño, y además pudieron asociar cada a una a un elefante o una llave correctamente.
¿Por qué ocurre esto?
Como parte de los resultados, los investigadores descubrieron que la razón por la que las personas pueden aprender estas asociaciones es porque cuando se alcanza la etapa de sueño profundo las células cerebrales van alternando períodos de actividad e inactividad cada medio segundo.
“Fue interesante ver cómo el área del lenguaje del cerebro y el hipocampo (el centro de memoria esencial del cerebro) se activaban para recuperar las asociaciones formadas durante el sueño”, comentó Marc Züst, investigador de la Universidad de Berna a BBC Mundo.
Los resultados abren nuevas oportunidades, ya que hasta ahora se pensaba que durante el sueño profundo el cerebro no reaccionaba mayormente a estímulos externos porque se concentraba en procesar los recuerdos y las vivencias de la persona.
Pese a que esto abriría la puerta para utilizar el descanso de otras maneras, las consecuencias de asimilar nueva información mientras dormimos es un tema que aún falta por investigar. Esto, ya que Züst advirtió que el sueño y la memoria son sistemas complejos que han necesitado millones de años de optimización.
“Si empujamos al cerebro dormido hacia la adquisición de nueva información, podríamos estar entorpeciendo las funciones que ya está realizando, como descansar, recargarse o consolidar toda la información que recibimos durante el día “, advirtió el investigador.