Un estudio de la Universidad de Calgary (Canadá) entregó evidencia directa sobre los efectos que provoca pasar mucho tiempo mirando pantallas -ya sea de un televisor, computador, celular o tablet- en los niños.
Publicado en la revista JAMA Pediatrics, el trabajo detectó que estar muy expuesto a una pantalla está relacionado con un peor rendimiento en el posterior desarrollo en la infancia. Es decir, se encontró una relación directa en el tiempo frente a una pantalla entre los 2 y 3 años y el desarrollo a los 3 y 5 años.
La investigación se realizó en Canadá entre octubre de 2011 a octubre 2016. Participaron 2.441 madres con niños pequeños.
La psicóloga a cargo del estudio, Sheri Madigan, explicó a CNN que “la mayor cantidad de tiempo frente a una pantalla a los dos y tres años de edad se asoció con el retraso de los niños en alcanzar distintos hitos del desarrollo a los tres y cinco años de edad, respectivamente”.
“Este estudio muestra que, cuando se utiliza en exceso, el tiempo frente a la pantalla puede tener secuelas para el desarrollo de los niños. Los padres pueden pensar en las pantallas como lo hacen cuando dan comida chatarra a sus hijos: en dosis pequeñas está bien, pero en exceso tiene consecuencias”, afirmó.
Para llegar a los resultados se analizó el progreso de los niños en cuatro ámbitos: comunicación, habilidades motoras (gruesas y finas), resolución de problemas y habilidades sociales, basadas en una herramienta de evaluación llamada el Cuestionario de Edades y Etapas.
“Para medir la comunicación en un niño de tres años, por ejemplo, preguntamos si un niño puede formar una oración de cuatro palabras o identificar las partes más comunes del cuerpo. Para las habilidades motoras, observamos si un niño puede ponerse a saltar en una pierna o poner cuentas en un hilo”, añade.
Recomendaciones
La Academia Americana de Pediatría recomendó que el límite de tiempo en el uso de pantalla para niños de 2 a 5 años es solo una hora al día. Sin embargo, en el caso de los menores que participaron en el estudio, el promedio es de 2 y 3 horas al día.
Por ese contexto, encontraron que el mayor tiempo de pantalla a los 24 meses se asoció con un peor rendimiento en las pruebas de evaluación del desarrollo a los 36 meses. Asimismo, un mayor tiempo de pantalla a los 36 meses se asoció con puntuaciones más bajas en las pruebas de evaluación del desarrollo a los 60 meses.
“Hasta donde sabemos, el presente estudio es el primero en proporcionar evidencia de una asociación directa entre el tiempo frente a una pantalla y un rendimiento deficiente en las pruebas de evaluación del desarrollo de niños pequeños”, escribieron los investigadores.
“Cuando los niños pequeños están observando pantallas, pueden perder oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación”, explica el estudio.
Otros antecedentes
Los efectos de mirar una pantalla también ha sido objeto de estudio para otras investigaciones.
Es el caso de un análisis de investigadores canadienses a 4.520 niños de entre ocho y 11 años en Estados Unidos, donde se concluyó que los menores que pasan más de dos horas al día frente a las pantallas tienen menos capacidades cognitivas en comparación a los que estuvieron menos expuestos.
Aquí los niños pasaban 3,6 horas al día frente a una pantalla de móvil, tablet, computador o televisión, muy por encima de las tres recomendaciones canadienses para ellos: menos de dos horas de pantalla, tener entre 9 y 11 horas de sueño y una hora de actividad física diaria.
Entre los participantes, solo uno de cada 20 (5%) cumple las tres recomendaciones canadienses y casi un tercio (29%) no cumple ninguna.
Así, luego de realizar pruebas cognitivas sobre el lenguaje, la memoria, la reactividad y la concentración, se reveló un vínculo entre el tiempo pasado ante las pantallas, el sueño y los resultados de los niños.
“Hemos comprobado que más de dos horas de pantalla para los niños perjudica su desarrollo cognitivo”, indicó el doctor Jeremy Walsh del Instituto CHEO de Canadá, razón por la que aconseja limitar el tiempo de exposición a las pantallas de los niños y que el sueño sea un asunto prioritario.