“Cuando ando en la vía pública, es típico que me ayuden sin preguntar. En vez de decirme oye, ¿te ayudo?, llegan y me tiran. Me gustaría que me trataran como a cualquier persona. Yo no llegaría y agarraría a alguien y la tiraría para cualquier lado”.
Ese es el testimonio de Dominic Damjanic, estudiante de Diseño Integral y una de las personas con discapacidad visual que participó del reportaje “¿Cómo ayudar sin meter la pata?”, realizado por el alumno de Periodismo de la UC, Augusto Valenzuela, para el medio de la Facultad de comunicaciones Km Cero.
El objetivo era recopilar, a través de relatos, situaciones en que a veces las personas por tratar de ayudar a alguien con alguna dificultad, terminan haciendo todo lo contrario, pese a tener buenas intenciones. Para eso, cinco jóvenes con discapacidad advirtieron sobre algunos errores comunes que comete la gente al tratar de ayudarlos.
El transporte y las indicaciones
Uno de los momentos en que las personas ciegas pueden necesitar más orientación es cuando tienen que trasladarse por la ciudad, especialmente si no es un camino que han realizado antes.
En ese sentido, Rodrigo Quintanilla, profesor de computación de alumnos ciegos en la Corporación para la Inclusión de Personas con Discapacidad Visual y Sordociegas (CIDEVI), explicó que en su experiencia no todas las indicaciones que entregan las personas son útiles. Lo ideal cuando una persona con ceguera pregunta por una dirección, es concentrarse en entregar la mayor cantidad de detalles.
“Antes de quedar ciego me sabía las calles de Santiago de memoria, de todas formas, a veces pido ayuda para llegar a una dirección. Me responden siga derecho, no más, pero eso no me ayuda, al contrario, me desorienta. Me es más útil cuando me dan información más específica como tienes que seguir derecho, tirarte para la izquierda, virar a la derecha, con eso me puedo hacer un mapa en la cabeza“, explicó el profesor a Km Cero.
Otra situación frecuente que viven en el transporte público las personas con discapacidad es que les ofrezcan con insistencia ayuda que no requieren.
“Cuando viajo en metro me ofrecen el asiento, pero lo rechazo porque no lo necesito. Les digo que no y no me dejan, como que me retan. A veces, por decir que no, quedo yo como la pesada”, cuenta Dominic.
Lo mejor en cada caso es ofrecer ayuda, no insistir si la persona la rechaza y por ningún motivo mover o empujar a la persona para que tome el asiento o camine hacia el ascensor.
Prejuicios al hablar
Otro error común que se comete a la hora de querer ayudar a alguien con discapacidad ocurre en la forma de comunicarse. En ocasiones, las personas optan por no dirigirse directamente a alguien ciego o sordo, y más bien se dirigen sólo a quien los acompaña. Esto, además de ofensivo, es innecesario.
“Cuando el parlante del tren no avisa las estaciones, le pido a un pasajero cercano que me avise. Cuando ese pasajero tiene que bajarse, le deja el encargo a otro. Escucho que dicen: y cómo le hablo, y qué le digo…. Yo no veo, pero no es como que no pueda pensar”, dijo Dominique.
“En la universidad, si hay que ordenar sillas o mesas en una sala, no tengo ningún problema en ayudar. Les pregunto si moverme a la derecha o a la izquierda y me responden: no, tú no te preocupes. Yo puedo, ¿cachai?”, contó la alumna de diseño.
Carolyn Sánchez, directora de la Corporación para la Inclusión de Personas con Discapacidad Visual y Sordociegas (CIDEVI) entregó algunos tips a la hora de hablar con personas con sordera.
Uno de ellos es no hablar con exageraciones. “Habitualmente cuando nos enfrentamos a ellos, modulamos más de lo normal. Generalmente manejan lectura de labios y pueden entender si modulamos y hablamos un poco más pausado, pero sin exagerar”, dijo la directora.
Otro consejo, es entregar información visual, apoyándose con el celular. “Los medios digitales para las personas sordas ha sido la puerta de entrada al resto del mundo”, añadió Sánchez.
Si quieres conocer otros testimonios y consejos, lee el artículo completo en Km Cero.