Cuando cursaba sus primeros años de educación básica en un colegio de Puente Alto, no había ningún niño mejor que ella para el fútbol. En ese entonces, al momento de formar los equipos, a Macarena Araya la escogían como capitana: tenía el privilegio de escoger a los mejores. Después creció.
“Me veían como una mujer y no me invitaban a jugar. Sin embargo, mi carácter se forjó gracias a eso. Me ayudó mucho a enfrentarme a la vida”, recuerda Macarena.
Pese a la decepción, no fue tan malo crecer. Luego encontró una amiga que hasta el día de hoy mantiene; y con ella, Nélida Cáceres, tiene cosas en común: las dos son humanistas y comparten una especial afección por el diseño.
Cuando salieron de cuarto medio, siguieron caminos distintos hasta que retomaron el contacto cuando Nélida estaba a un paso de titularse como diseñadora industrial en la Universidad Diego Portales, y la historia con el fútbol de Macarena empezó a cobrar mayor sentido.
Así nació Pichanga, la aplicación en que puedes formar equipos de fútbol entre desconocidos que ha tenido una buena acogida entre el público fanático del deporte, y que ya lleva tres años disponible para GooglePlay y en la AppStore.
Macarena (a la derecha de la foto), ahora con 27 años, titulada en Diseño en Comunicación Visual de la Universidad Tecnológica Metropolitana, cuenta el origen de la aplicación, que en el último mes llegó a tener 600 descargas.
“Surgió como el proyecto de título de Nélida (a la izquierda de la foto), que asumió la problemática de realizar algo que uniera a personas para disminuir el índice de sedentarismo en Chile”, asegura.
Agrega que siempre estaba este problema de encontrar jugadores y pensaron que cómo era posible que a nadie se le hubiera ocurrido algo que subsanara esto. En ese momento, Macarena recién se estaba metiendo en el diseño de aplicaciones, y se pusieron a trabajar en la aplicación.
En un comienzo, realizaron videos sobre la app y le crearon un página en Facebook, a pesar de que aún no la habían creado.
“Ahí nos empezaron a llegar correos diciendo que buscaban la aplicación y no la encontraban. Entonces nos dimos cuenta que teníamos un nicho”, afirma.
El proceso de creación
Pichanga, que fue incubada por el Instituto Internacional para la Innovación Empresarial (3IE) de la Universidad Técnica Federico Santa María, fue un sacrificio en varios aspectos. Durante más de un año, Macarena salía de la oficina para luego trabajar en la aplicación junto a Nélida y dos desarrolladores (Giancarlo Otárola ,de la UTEM, y Edgardo Flores, de la Universidad del Biobío).
“Nos juntábamos en la casa de uno de ellos, llegábamos el viernes y nos íbamos el domingo en la noche. No dormíamos. Para nosotros era un carrete constante, nunca fue para ganar plata, todo lo contrario”, explican.
Pichanga La aplicación está disponible para Android y IPhone y en el último mes ha logrado 600 descargas.
Si bien no tienen ganancias económicas, todos han podido sacar algún provecho. Macarena cuenta que si no fuera por Pichanga, quizás no hubiese trabajado como freelance para empresas grandes de Latinoamérica. Incluso, junto a su compañera de colegio, se convirtió en una referente para otras mujeres emprendedoras.
“Nos llaman para hacer charlas sobre esto pero, en el fondo, es contar cómo llegan estas niñas (por nosotras) a realizar algo que no les correspondía hacer. Cuando nos llegan correos a Pichanga siempre piensan que somos hombres o nos piden hablar con el dueño, con el hombre a cargo. Cuando ven que somos mujeres muchos se sorprenden. Es interesante ver cómo hay mujeres en tecnología que tienen buenas ideas y lo logran hacer, eso choca y sorprende”, señalan.
Para el lanzamiento de la aplicación no tenían los recursos para realizar un evento de mayor envergadura. Pero, por suerte, Nélida conocía bien de cerca a alguien que podía ayudar.
“Diego Rivarola nos ayudó a lanzar la aplicación porque no sabíamos cómo hacerlo y se acercaba el superclásico. Le contamos nuestra idea y si podía ir a jugar a la pelota tal día. Después fuimos a buscar Luis Mena y llegaron los dos, arrendamos una cancha, y le dijimos a unos amigos que jugaran”, cuenta.
Valor agregado
Otro valor agregado de Pichanga es que la aplicación es utilizada por muchos extranjeros en Chile, quienes a través del fútbol buscan integrarse y conocer personas.
“La aplicación es utilizada por extranjeros que llegaron a vivir a Chile. Me llegan correos preguntándome cuándo vamos a habilitar en la región donde viven, porque acaban de llegar y no conocen a nadie y sienten que con Pichanga es una buena forma de generar lazos. Siempre llegan esos testimonios. Una vez hicimos una charla y se nos acercó una persona de Colombia a darnos las gracias. Nos dijo: ‘saben, desde que llegué a Valparaíso no conocía a nadie y ahora tengo un grupo de amigos’“, dice Macarena.
Macarena ahora trabaja encargada del área de diseño de una importante empresa de retail; pero ella siempre está pendiente de la aplicación y de los partidos que se van creando. El plan es seguir creciendo, incluso expenderse a otras latitudes como China pero, de momento, disfruta de lo que creó y dice que cuando juega Chile “todos empiezan a querer jugar más, aumentan mucho los partidos”.