Lamentablemente, el aire que respiramos no es el mejor para nuestra salud. Lo cierto es que contiene más de un contaminante dañino, que en muchos casos se presenta en el Material Particulado (MP10), cuyas concentraciones, que pueden ser en sulfatos o nitratos, pueden entrar diariamente a nuestro sistema respiratorio.
Dada sus características geográficas, en Chile cada cuidad tiene sus propios factores contaminantes; por ejemplo, en Temuco es el producto de la quema de leña húmeda; y en el caso de Santiago inciden las fuentes móviles, como el monóxido de carbono de los autos.
Sin embargo, ¿cuánto saben los chilenos de la calidad del aire? Según Rafael Correa, director del Departamento de Física de la Universidad Tecnológica Metropolitana, existe cierta desinformación acerca de la mala calidad del aire y de las causas reales de por qué es así. Y esta situación no afecta sólo a la Región Metropolitana sino que a muchas otras regiones del país.
Pero el académico de la Utem, y también director de la Sociedad Chilena de Física, no se queda solo con esas conclusiones evidentes y a partir de un proyecto medioambiental que dirige, impulsa un estudio sistemático acerca de la calidad del aire tanto en zonas urbanas y rurales con el objeto de conocer causas y tener herramientas para toma de decisiones adecuadas al respecto para respirar un aire mejor.
Como parte del Programa Aplicaciones Ambientales de la Tecnología Nuclear, junto a un grupo de investigadores se diseñó una estación de monitoreo móvil de la calidad del aire.
Se trata de un laboratorio móvil, que puede medir en tiempo real el material particulado en el aire de un lugar específico y que entrega resultados en línea.
“Se puede detectar si hay material particulado fino y otros elementos como NOx, NH3, CO, SO2, HN CM, etc. Así uno puede determinar si la calidad del aire se sale o no de la norma”, dice Correa.
¿Por qué un monitoreo móvil del aire?
A lo largo del territorio, el Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire (Sinca) tiene un centenar de estaciones de monitoreo fijos; en el caso de la Región Metropolitana hay trece -uno de ellos se ubica en el Parque O’Higgins-.
Cada estación define los contaminantes presentes diariamente. Esta medida cumple con cuidar el aire, pero el grupo que lidera Correa tiene otro foco: cada lugar, aunque sea en la misma ciudad, respira un aire distinto.
Por eso la idea es monitorear el aire de lugares donde la población no sabe que está más expuesta a contaminante.
“Uno de nuestros planes es medir indicadores del estado del aire en zonas de alta concurrencia de la población como el Parque Metropolitano, el Parque Forestal, sitios rurales, y además queremos hacer un estudio de presencia de determinados elementos tanto en aire como en suelos desde lo alto del Cajón del Maipo hasta llegar a la orilla del mar. Así podemos saber los componentes y sacar conclusiones”, dice Correa.
El experto cuenta además que con la estación de monitoreo móvil se realizarán estudios medioambientales en diversas comunas tanto urbanas como rurales, y en diferentes épocas del año, con el objeto de obtener resultados que permiten deducir conclusiones respecto al nivel de contaminación atmosférica local y sus respectivas causas.
El académico sostiene que el principal beneficio es que las personas podrán saber más de calidad del aire que respiran, la importancia de que este sea limpio, sus causas y puedan participar en forma informada en la toma de decisiones, y alejar cada vez más la desinformación que existe al respecto.
“Uno de los objetivos es avanzar hacia el diseño de políticas públicas que tengan por razón el garantizar un nivel de calidad del aire que resguarde la salud de la gente y permite un desarrollo social sostenible y sustentable”, dice.