En Chile, de acuerdo a datos de Naciones Unidas del 2015, los inmigrantes en el territorio son 469.436. La cifra en comparación al 2010 tuvo un alza del 27%, y hay regiones que evidencian de manera más fuerte este cambio cultural.
Es el caso de la Región Antofagasta, que todos los años ve un incremento en su población extranjera. Precisamente, en este lugar se lleva a cabo una obra que invita a reflexionar sobre la inmigración, desde diferentes puntos de vista.
Se trata de Frágil, un trabajo que, según su director, Ronald Cortez, es “una mirada hacia la inmigración fundada en el amor, para valorar la presencia del otro y hacer del respeto un nido sin nacionalidad, en donde la única visa y pasaporte que se necesitan es ser persona”.
Frágil las funciones son los sábados y domingos hasta fines de septiembre en el Teatro Pedro de la Barra, Antofagasta
Es el nuevo estreno de la compañía de teatro de la Universidad de Antofagasta. Esta es la segunda de tres obras dramáticas –La primera fue La Plaza del Olvido, inspirada en la matanza de la Plaza Colón de 1909-cofinanciadas por Minera Escondida que buscan contribuir al rescate del patrimonio histórico y patrimonial de la región.
La puesta en escena ha tenido buena acogida de parte del público. Raúl Rocco, director de la compañía, señala que todos han respondido a la reflexión que propone el director.
“Recuerdo que al final del montaje, una señora pidió la palabra. Dijo que se encontraba en una contradicción, porque no le gustaban que llegaran los inmigrantes, pero que ahora, después de la obra, cambió su perspectiva y desea tener otra mirada”, dice.
Cinco historias
Frágil está dividido en cuadros dramáticos que narran cinco historias diferentes, pero con una temática central:
Un hombre negro, que murió hace 200 años en una guerra en el norte de Chile, realiza un monólogo dirigiéndose al público. Decide interpelar a los espectadores, y con toda franqueza dice que no siente envidia, que quiere compartir la tierra, y que para él no existen las diferencias de color o de piel.
Tres empresarios extranjeros llegan al norte para realizar inversiones. Lo que buscan es oro, y lo más conveniente para ellos no es ensuciarse las manos; mejor que lo hagan los otros, los que sacan el oro, y después quitárselos y obtener el beneficio económico. Un buen negocio, y después, cuando la crisis venga y no quede nada, ellos se irán hacía otro lugar, más millonarios que antes.
A un hombre xenófobo no le gusta los amigos de su hijo: le causa rechazo el color de su piel. Por su parte, el niño piensa diferente a él, y a medida que transcurre la historia le entrega una valiosa lección sobre el daño que causa su racismo. Esta parte de la obra hace alusión a una historia en Estados Unidos de un niño que, a pesar de que no era del mismo color, se rapó para parecerse a su mejor amigo y confundir a la profesora.
Son nuevos tiempos en la minería de Chile y el material grafeno finalmente reemplazó al cobre. En estos tiempos de escasez, la acción de la historia transcurre con una corredora de propiedades desesperada porque le entreguen los 250 centímetros de agua diario por ciudadano. Sin embargo, las oficinas están cerradas y, en su desesperación, culpa a un inmigrantes por todos los males del país.
Una mujer inmigrante haría todo por su marido e hija. Por eso, para reencontrarlos, no dudó en vestirse como hombre para cruzar la frontera y llegar al norte de Chile. Además del deseo de volver a estar con su familia, Antofagasta promete ser un lugar mejor para vivir. Pero es tarde, ya no son los tiempos de grandeza del cobre.